Juan Carlos Echeverri
Juan Carlos Echeverri
Bogotá, Colombia
Juan Carlos Echeverri es artista plástico y actual estudiante de historia de la Universidad Nacional de Colombia. Su creación artística se enfoca en los oficios de la gráfica, la pintura y el dibujo atravesados por un interés en la historia de Colombia y la política contemporánea, produciendo imágenes a partir de la apropiación de símbolos, el uso de alegorías y la confrontación de iconografías para crear nuevas narrativas.
Sus exploraciones plásticas contienen un marcado interés en las cualidades físicas y químicas de la materia con la que trabaja, así como en sus procesos de producción y la carga simbólica de ellos, para producir mensajes que den cuenta de la historia y sociedad que le dio origen.
Ha participado en diversas exposiciones dentro de las cuales destacan “El Cardumen” (2014) en Bogotá, Salón Cano (2016) Bogotá, “Exposed Exchange” (2019) Linz, Austria, “Portrait Ausstellung” (2019) Ens, Austria, “Wie im Richtigen Leben” (2019) Linz, Austria. Entre sus proyectos se encuentra la gestión cultural del “Proyecto UN Mural interactivo” 2015-2016 y “El Salón Cano” 2014-2016. Paralelo a sus estudios, Juan Carlos participa activamente en cargos de representación estudiantil y en el ámbito de la cultura como parte de la Unidad Nacional de Artistas (UNA).
CAMBIAR DE ESTADO, TALLAR LO INVISIBLE
Extracción sobre negro, Extracción sobre blanco. De la serie De la serie Cambiar de estado tallar lo invisible, 2020
Obra gráfica expandida. Lejía sobre tela de Dril, Intervención sobre papel Cezzane 300 g. 125 x 330 cm sin marco c/u
En el Caribe colombiano se encuentra un agujero negro que todo lo absorbe, a este le llaman Cerrejón. Extrayendo la riqueza subterránea se ha comido los cultivos, los ríos y las rancherías transformado completamente el territorio y con ello la forma de vida de la población en la Guajira.
La influencia de la mina es capaz de crear montañas y generar terremotos que drenan la tierra. Su dominio es tal que ha impuesto un pacto de silencio entre los habitantes de su entorno, volviéndolo invisible. Sus repercusiones en el ecosistema han transformado las formas de producción de la región. Donde antes había campos de algodón que daban la materia prima para crear los tejidos de las mochilas y las mantas, hoy no quedan más que cráteres cubiertos por el agua ácida con la que se perfora la tierra.
Por medio de este díptico creado, al igual que la mina, a partir de la extracción busco señalar las repercusiones económicas, productivas, laborales, sociales y culturales que este socavón ha traído consigo y que con el tiempo han encrudecido el destino de la región en el silencio.
Estas obras están compuestas de 2 piezas “Extracción sobre blanco” y “Extracción sobre negro” cada una de un paisaje del caribe colombiano, lugar donde se llevan a cabo las acciones representadas. Los dos parajes juntos permiten acercarse al cambio de destino que ha sufrido el territorio nacional, son una pequeña muestra de un fenómeno que se repite por toda Colombia.
Manifiestan la transformación que implica el extractivismo como hoja de ruta de la vida nacional y cómo éste transmuta el trabajo de quienes habitan estos lugares y con ello como son ajadas sus vidas y arrancadas sus raíces.
“Extracción sobre negro” atañe a los campos de algodón que han desaparecido de la Guajira, del Caribe y así en su totalidad del territorio nacional. Estos campos que en el pasado formaban parte del circuito manufacturero, hoy han sido marchitados no solo por los grandes socavones del Cerrejón sino también por la importación de semillas, algodón, ropas y casi cualquier cosa que hoy pudiéramos producir y no nos permiten.
De las sombras nace la materia prima de la que está hecha la tela de dril. La lejía logra extraer la tinta negra dejando ver las fibras vegetales que le dan forma. Una manera de mirar hacia el origen, el pasado.
“Extracción sobre blanco” corresponde al Cerrejón, el agujero negro que orbita entre los municipios de Papayal, Hatonuevo y Hornitos, en el corazón de la tierra Guajira. En ese lugar donde habitan los monstruos mecanizados y el detonar de la dinamita es la banda sonora de cada día. De allí las tormentas de polvillo de carbón cubren los escasos cultivos, tinturan los débiles ríos de esta zona desértica y se introducen en los pulmones de quienes rondan este vasto territorio.
El díptico refleja el paso tiempo y con él, los efectos de este arraigado modelo económico donde todo se somete a los intereses extranjeros. “Bienvenidos al futuro” la famosa frase con la que se abre este periodo de nuestra historia, pareciera significar solo un conjunto de cifras y estadísticas que se analizan trimestralmente. Pero es en realidad el prefacio de una historia en la que los personajes que la habitan soportan nubes de ceniza, semanas sin agua y la ranchería siendo consumida ante sus ojos.
LAS TRES GRACIAS CONTEMPORÁNEAS
Las tres gracias contemporáneas. Técnica mixta. 2019
Serigrafía y óleo crayón sobre papel. 65 x 50 cm c/u.
Las Carites o tres gracias aparecen en la mitología griega como hijas de Zeus, estas encarnaban las virtudes de la belleza, el júbilo y la abundancia. Las tres hermanas Aglaya, Eufrósine y Talia han inspirado a los artistas a lo largo de siglos y han sido el tema predilecto a la hora de representar "lo ideal y correcto en el mundo" acorde a los valores y la idiosincrasia de los creadores y de su tiempo.
En su momento, Rafael las interpretó como símbolo de la castidad cristiana y las proporciones divinas, luego Rubens las asociaría a los placeres y la belleza carnal. Finalmente, en el caso del inglés William Blake, las Carites pasan a representar a los continentes en su obra de 1796 "América y África sosteniendo a Europa" como analogía del orden mundial en el tiempo del colonialismo europeo, donde estaba naturalizada esa relación dominación como designio divino.
“Las tres gracias contemporáneas” es una serie de mono tipos realizados en técnica mixta que replantea la mirada del mundo propuesta por Blake en su obra al ponerla en el contexto actual, en los tiempos del imperialismo. Esta reinterpretación se lleva a cabo desde la modificación de la imagen y la reconfiguración de la obra, no como una única imagen que se contiene en una pieza, sino como una serie que en diferentes conjuntos sugiere múltiples lecturas.
En la imagen se mantiene la composición y a las protagonistas, aunque se les modifican sus rasgos para develar la falsa armonía planteada por Blake, y se añaden elementos que las actualiza a los tiempos que corren. Así, los rostros de América y África muestran él hastió de cargar con una Europa por mucho tiempo privilegiada. Ahora Europa calza con Birkenstock mientras sus hermanas permanecen descalzas, ya no luce el collar de perlas, sino que ha optado por uno con 27 estrellas y a abandono las telas de la castidad para asumir su atuendo de meretriz de la OTAN/ NATO (Organización del tratado del Atlántico Norte).
Además, a las hermanas ya nos las une la clásica guirnalda, símbolo de la paz y la fraternidad, si no que llevan entre las manos la bandera de los Estados Unidos de América. Entre la obra de Blake y esta reinterpretación se hay dos mundos diferentes, el primero de imperios colonialistas y el segundo el de una potencia imperialista que ha amarrado consigo misma el destino del mundo. Así decidido beneficiar a Europa, perfilándolo como un lugar ideal y aspiracional para el resto de continentes, aunque en realidad la ha sometido a cumplir con sus designios económicos, políticos y por sobre todo militares.
Finalmente, esta obra también juega con su significado dependiendo de cómo y cuáles se conjuguen en su danza. Cada pieza revela un momento o decisión diferente de la impresión, permitiendo que sea también la técnica en sí misma la que proponga al espectador diversas posibilidades narrativas desde la plástica.
EN EL CORAZÓN DE EUROPA
En el corazón de Europa, 2019
Litografía. 56 x 78 cm
En el Corazón de Europa es una Litografía que fue realizada con un proceso experimental donde se mezcló la tinta y los crayones de litografía que dieron como resultado tras el proceso de impresión una imagen distorsionada y ensombrecida del Palacio de la Justicia de Bruselas capital del Reino de Bélgica y también hoy día de la Unión Europea.
La pieza surge como de una reflexión frente a la monumentalidad del edifico, las funciones que en él se llevan a cabo y la historia de Bélgica. El edificio fue un regalo a la ciudad de Bruselas por parte del rey Leopoldo II de Bélgica como símbolo del poderío belga y sus logros como civilización. A su vez Mientras se llevaba a cabo la construcción del edificio más grande siglo XIX, se erguían a escondidas los pilares del imperio colonial belga, una ambición que Leopoldo II poseía desde antes de llegar al trono.
Leopoldo II trabajaría por 20 años en la constitución de diferentes organizaciones que tenían de fachada un carácter “benéfico y humanitario” para su época pero que realmente servían para realizar sus exploraciones en el África. Así nacen la Asociación Internacional para la Exploración y Civilización de África Central en 1876 y la Sociedad Internacional del Congo en 1879 que le valdrían la dignidad para que en la conferencia de Berlín de 1885 todas las naciones colonialistas decidieran otorgarle a Leopoldo II a título personal la región completa del Congo, dando origen al Estado libre del Congo.
La particularidad frente a los territorios coloniales de las demás potencias fueron las dimensiones de la explotación y violencia que ejerció Leopoldo II en ellos. En tan solo 23 años de dominación de Leopoldo II en el territorio fueron asesinados más de diez millones de congoleños por agotamiento, brutalidad y amputación de extremidades en la producción de caucho, todo esto sucedida en secreto mientras que Bélgica se ungía en la opinión pública desde entonces y hasta hoy como una nación humanitaria, civilizada y un modelo a seguir.
Este Palacio de Justicia fue irónicamente construido durante el tiempo que se fraguaba este plan para hacerse con el Congo, fue ordenado por un monarca codicioso fingiendo ser un humanista y se yergue esta como un símbolo de su poderío. Como una sombra de Leopoldo en la historia de Bélgica, la imagen deformada de este titánico edificio pretender ser una analogía para replantear la mirada que existe de estas naciones que autoproclaman como modelos a seguir y que se han posicionado desde entonces y hasta hoy con el destino manifiesto de guiar moralmente a la civilización.
Finalmente, la anterior idea es un elemento que podría asociarse a la mayoría de las naciones de la Unión Europea, así como la imagen deformada del palacio posee y carece a su vez de suficientes elementos arquitectónicos para ser asociado a cualquier edificio gubernamental de occidente, un elemento de ambigüedad que enriquece la obra por la asociación subjetiva que posee el espectador.
EXPOSICIONES
