Julieth Morales
Silvia, Colombia (1992)



La señorita
Serigrafía sobre rebozo femenino Misak
2019
Julieth Morales se define como una artista Misak de nacimiento y mestiza por contexto. Su obra desafía las representaciones del sujeto indígena que desde finales del siglo XIX han sido constitutivas de la imagen de nación colombiana. Morales no se conforma por lo propuesto por el indigenismo que buscaba “volver a las raíces” para encontrar un pasado común, ni a los retratos etnográficos que mostraban a los indígenas congelados en el tiempo. Se aleja de la exotización con la que se tratan algunos artistas contemporáneos indígenas donde la ingenuidad y la “cosmovisión diferente” se vuelven motivos suficientes para consagrar una obra. Al ser parte del pueblo Misak, que desde finales del siglo XX lidera luchas políticas para recuperar sus tierras y tradiciones, Morales hace parte de una generación de indígenas profesionales que transitan entre lo urbano y lo rural y que por decisión propia están recuperando las tradiciones para oponerse al sistema económico actual que se caracteriza por sus prácticas extractivistas e individualistas.
Nepechugal (Gran pechera)
Nepechugal, en un lenguaje mezclado entre el español y el Namtrik, nombra al conjunto de collares que las mujeres Misak utilizan, desde las gargantillas blancas hasta los cruceros hechos en plata con simbología católica, pues el sincretismo hasta nuestros días ha significado la posibilidad de tener una identidad propia a partir de un símbolo prestado, e incluso como en este caso, un símbolo de dominación religiosa. Estos collares son llevados por los cuerpos de las mujeres Misak desde la colonia y heredados por generaciones para ser testigos de la resistencia del cuerpo en el territorio y la fuerza espiritual sobre los símbolos religiosos.



Sin título
(De la serie: Gran espíritu femenino)
Esta serie explora la influencia de los procesos de colonización en territorio latinoamericano y su incidencia sobre los cuerpos femeninos indígenas. Lo anterior se denota a través de las gargantillas de “Ne pechugal” (“Gran pechera”), un enorme conjunto de collares hechos de mostacillas blancas que son heredadas por las mujeres Misak al casarse y que acompañan la ceremonia a manera de respaldo espiritual y económico. Además, durante su uso, los collares cubren un collar de plata del que cuelga una cruz legada de la tradición católica.
Para esta pieza, la artista acompaña a algunas mujeres de su comunidad: el resguardo de Guambia (en Cauca, Colombia), a recorrer los caminos de las veredas a las que pertenecen para rememorar a sus ancestras y, a la par, para resignificar las caminatas que hacen al casarse (una tradición que parte desde sus casas y culmina en la iglesia), mientras llevan su gargantilla con los símbolos de plata heredados que adornan y pesan sobre sus cuellos.
En cada uno de esos recorridos se manifiesta el sincretismo, la espiritualidad, la construcción del imaginario y del rol de la mujer. El gesto de caminar el territorio no es solo una acción fundamental para la colectividad Misak, de hecho, destaca la fuerza y la persistencia de la mujer transformadora que ha cuidado el territorio y que lo sigue haciendo (pese a todo). Es esa justamente la esencia del espíritu femenino “PISHIMISAK”.






Srusral Mora Kup “Mujéres jóvenes hilando

Los encuentros y desencuentros de Julieth Morales con su cultura, y las indagaciones sobre las representaciones del cuerpo entre las comunidades indígenas, la llevan a encontrar en el performance un lenguaje que anuda estos pensamientos, lecturas, sueños y sentimientos. Es así como durante sus performances participativos, emplea su propio cuerpo y el de las mujeres de su comunidad, como familiares, vecinas y amigas; creando un tejido comunitario en el que impera la poética de la fuerza de lo femenino. Para Srusral Mora Kup “Mujeres jóvenes hilando” Julieth invitó a un grupo de contemporáneas de su comunidad a realizar un performance de hilado colectivo, en un diálogo silencioso de hondo sentido político, que ella confronta con las largas discusiones masculinas donde estos suelen hablar y hablar.
Un elemento clave para investigar los elementos fundamentales de su cultura ha sido conversar con su abuela. Son conversaciones que se articulan con la práctica, de modo similar a la creación del tejido que se exhibe de modo horizontal en la sala, una pieza que concibieron juntas y que realizaron con la ayuda de otras personas de su comunidad. El diseño de este tejido está configurado por una serie de “listas”, que corresponden cada una a una familia Misak, y que marcan tanto las faldas de las mujeres como los ponchos de los hombres en el resguardo de Guambía. En la tela están todas dispuestas de forma paralela, separadas en dos grupos; en un lado, las de las mujeres, y en otro, las de los hombres.









NA MUY PIRØ WAN WØTØTRANTRAP SRØTØPA (Recuperar la tierra para recuperarlo todo) es una consigna del pueblo Misak que surgió en 1980 cuando se estructuraron como movimiento social para recuperar sus tierras arrebatadas por el prócer de la independencia Matías Fajardo. El Consejo Regional Indígena del Cauca, fundado en 1971, se convirtió en un movimiento político luego de participar en la Asamblea Nacional Constituyente de 1991. Morales nació en Silvia, Cauca en 1992. Es heredera de estas luchas y actualiza los mecanismos para seguir recuperando todo, señalando las estructuras heteropatriarcales que subyacen. Su análisis partió desde lo individual, su propio cuerpo fue el soporte de sus primeras acciones. Actualmente realiza acciones colectivas con miembros de su comunidad y de otras, alejándose de la idea moderna del artista como genio y entendiéndose como plataforma que se construye a partir de su relación con los otros.
Para esta sección sobre el performance nos interesa dialogar con el concepto de performatividad de Judith Butler, entendiendo el género como una serie de prácticas y construcciones más que como algo dado y estático. Esta misma noción puede aplicarse para entender la identidad indígena contemporánea, que está armándose y configurándose en el marco de las discusiones actuales. La obra de Julieth no solo usa el performance como medio, lo performativo se manifiesta en sus reinterpretaciones de los rituales tradicionales Misak que son el corazón de su práctica.



2019
Julieth Morales convocó a diferentes personas que pertenecieran (o hubiesen pertenecido) a alguna comunidad indígena para, a través de un diálogo, intercambiar saberes ancestrales. Es así como en compañía de siete habitantes del ETCR (Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación),
prepararon una acción a la que titularon: “Socalar”. El Socaleo es la acción de preparar la tierra antes de su siembra donde la herramienta fundamental es el machete. Al analizar la acción, todos y todas empuñaban el machete, casi como una consigna campesina de su labor primordial. La pieza de Morales consiste en la imagen final de esta acción aplicada a través de la serigrafía en paño fucsia Misak, que representa la sangre derramada por los campesinos en sus luchas por la reclamación de tierras.
Pørtsik (Chumbe)
El chumbe es un tejido realizado por las mujeres en la comunidad Misak. Dentro de muchas comunidades indígenas, este tejido es la trasmisión de un conocimiento a través de los colores y como forma de corrección del cuerpo. Es un conocimiento que se aplica a todos los niños desde su nacimiento hasta sus dos años para que crezcan derechos y fuertes.
Tomo esta práctica y la aplico en un momento de mi vida en el que mi cuerpo ya se ha formado, así como mis pensamientos y forma de conocer mi entorno. Sin embargo, en esta acción me enchumbo para corregir de manera utópica las exigencias tradicionales, y para pertenecer a mi territorio sin prejuicios. Pero también para exponer una propuesta de la mujer nueva que se está construyendo, la nueva mujer que queremos ser para nuestra comunidad.



NAY SRAP (Tejiéndome)

El refrescamiento que realiza el “pishimarepik” (médico tradicional) es un ritual que se le realiza a las mujeres Misak en su primer menarquía, como símbolo de transición hacia la madurez. Durante esos días, se le prepara para enfrentar su nueva realidad y adquirir su rol como “buena” mujer, principalmente en la familia. Es por eso que se la aparta del hogar. Su familia le construye una choza cerca de la casa, alejada de la huerta, para que pueda realizar tejidos durante los cinco días de sangrado. Después de esto se le indica que debe ir al río, sentarse de espalda, y arrojar todos los tejidos que elaboró, ya que así es como deja la pereza atrás, arrojándola al río donde el flujo de sus aguas se lleva todo lo negativo en ella.
Así pues, la reinterpretación que hago en Nay srap (Tejiéndome) constituye un cambio en los paradigmas de lo que significa ser mujer en la comunidad Misak. La acción consiste en deshacer para rehacer múltiples veces, en un proceso de tiempo, liberación y flujo de energías que se manifiestan en el ejercicio del tejido como práctica ancestral de transmisión de conocimiento. La intervención, apropiación y resignicación de esta práctica me permite crear una nueva identidad como mujer indígena.