Rosa Navarro Barandica

Santo Tomás, Atlántico. Colombia (1955)

Rosa de los vientos. Impresión digital al pigmento
60 x 50 cm. 1983 – 2018

Para Rosa Navarro, hay al menos dos comienzos de la historia de su obra: el primero viene con el hallazgo de unos galones de pintura rosa, abandonados en la Escuela de Bellas Artes de Barranquilla; Rosa no puede evitar meter sus manos en el tarro y sacarlas pintadas de R-rosa. 

En el segundo, siendo una niña aún, Rosa está jugando a dibujar con un palo sobre la tierra mojada por la lluvia, en el patio trasero de su casa, en Santo Tomás. En el patio hay un palo de mango, una palma, un níspero. La voz de la naturaleza en Santo Tomás es fuerte, incluso hoy el municipio apenas es atravesado por la fuerza urbanizadora.

Senos en flor. Fotografía análoga 12.8 x 9.4 cm c/u
c.a 1980

A pesar de ser anecdóticos, estos dos puntos de partida contienen elementos esenciales de la práctica artística de Navarro: primero, su atracción por la transmigración de los referentes, incluso, o sobre todo, la suspensión de ella misma como referente último de su nombre; y segundo, su regocijo frente al carácter fugaz de los juegos del lenguaje. Dos principios poéticos que dotan su obra de un carácter performativo inexpugnable, que cobija todas sus series bajo un solo y gran juego de transfiguración. No en vano la declaración que encierra toda su obra es: “La naturaleza habla: habla la rosa”.

R-O-S-A, (1983). Impresión análoga en gelatina de plata
40 x 40 cm c/u. 1983

La palabra caligrama viene del griego kállos (belleza) y grammé (trazo, contorno) = figura bella. Un caligrama es el texto/imagen donde la disposición caligráfica itera el contenido del texto, y viceversa. Para Foucault, en su famoso ensayo sobre la obra de Magritte, Esto no es una pipa, el caligrama no rearma el signicado de la imagen en el texto; al contrario, “en el momento en que debería dar el nombre, lo da, pero negando que sea aquél”; en este sentido Foulcault pregunta “¿de dónde proviene ese juego extraño, si no del caligrama? Del caligrama que dice dos veces las mismas cosas (allí donde sin duda bastaría una sola); del caligrama que hace deslizar uno sobre otro lo que muestra y lo que dice para que se enmascaren recíprocamente.”

La obra de Rosa Navarro coincide en muchos sentidos con este juego de enmascaramientos recíprocos, ya no sólo de las imágenes y los textos, sino también del habla, de los gestos y  del cuerpo como enjambre de signos. Una mirada transversal a su obra, deja ver que su presencia así, como un palimpsesto sobre el que el sentido aparece siempre en el acto de fugarse, es el hilo conductor.

Nacer y morir de una rosa. Impresión digital actual a partir de ampliación de época en gelatina de plata
25.3 x 20.3 cm c/u. 1982 – 2019
Huellas en Rosa (edición de época). Fotografía análoga a color. 42 x 32 x 3.5 cm c/u. 1982
Sin título (de la serie Romana). Fotografía análoga a color. 12 x 18.8 cm. 1984


Hay incluso un punto de origen más en la narrativa de Navarro sobre su formación como artista: ver a su mamá en sus labores de costura y decoración, y en especial, aprender con ella a hacer flores de crespón para una tarea del colegio. Rosa también recuerda su fascinación infantil al escribir su nombre con las tizas rosadas que su mamá usaba para el patronaje cuando confeccionaba ropa, lo cual implica un vínculo profundo de su poética con el recuerdo de Rosa, que es también el nombre de su mamá. Ella también hace parte importante del enjambre hermenéutico que Navarro moviliza alrededor de su nombre. 


Rosa Rosae. Fotografía análoga doble exposición. 48 x 58 cm. 1982

Para Carmen María Jaramillo, Navarro, al contrario de otros artistas conceptuales “no estaba interesada en relaciones puramente tautológicas entre las palabras y las cosas. En lugar de eso, su interés estaba en las relaciones ambiguas,  que eluden y abordan el mismo concepto de formas diferentes (…) Diferente del abordaje más directo de Kosuth,  Navarro consideró la palabra rosa en niveles múltiples y complejos y buscó varias evocaciones”. Puesto que ocurre  dentro del campo psicológico que se abre en torno a la identificación con el nombre propio, su obra no se constriñe a la  especulación sobre las posibilidades y límites del lenguaje, como en el caso del conceptualismo tautológico, sino que  atraviesa este marco especulativo para fragmentar y multiplicar las configuraciones de su propia subjetividad. Caligramas  de Rosa.

Texto y curaduría de Sylvia Suárez

ROSA en lenguaje de los sordomudos
Fotografía gelatina de plata iluminada con marcador de agua
11 x 20.5 cm c/u
1981
Sin título. De la serie: ROSA en lenguaje de los sordomudos. Fotografía instantánea color. Copia de época. 1984
Sin título. De la serie Círculo en mi espacio
Fotografía. Gelatina de plata sobre papel de resina. Copia actual a partir de negativo de época
1993-2019
Sin título. (De la serie: R-O-S-A). Fotografía instantánea color. Copia de época. 1984