Santiago Montoya
Bogotá, Colombia (1974)

Santiago Montoya trabaja, desde hace más de 10 años, el concepto de valor. A través de una larga investigación en torno al dinero, y luego adentrándose en otros fenómenos que han transformado el curso de la historia, como la plata, el oro, el chocolate, las esmeraldas y el caucho. Su más reciente exhibición individual titulada Malpaso y otros senderos, en el año 2017, abrió caminos para multiples investigaciones sobre los procesos extractivos que han caracterizado la región del norte suramericano y en ocasiones la centroamericana, desde los virreinatos hasta hoy.
Santiago nació en Colombia y obtuvo su grado en Artes plásticas de la Universidad de Los Andes en 2000. Entre sus más recientes exhibiciones se incluyen Comfortably Numb: A Critical Investigation into the Culture of Drugs and Narcotics, en Another Space, New York (2019), El Tiempo Del Fin, en ICPNA, Lima (2018) y Malpaso y otros senderos, en Espacio El Dorado, Bogotá (2017).
Su trabajo se encuentra en las colecciones del MFA de Boston (Massachusets), el Colby College Museum (Maine), y el Museo de Arte de las Américas (Washington DC), entre otras instituciones.
-currículum-
Página web: santiagomontoya.com







46 x 61 cm. 2020

Condenados al éxito y World Map (Queen of Pain) son la continuación de la exploración que adelanta Santiago Montoya a partir de las preguntas por el valor de cambio y las promesas que sostienen a la infraestructura financiera vigente. Ambas obras sugieren una reflexión sobre la historia de la mundialización del capitalismo y el impacto localizado de este fenómeno global en la toma de decisiones de política económica, con consecuencias materiales que resuenan en las expectativas de riqueza de una sociedad.
A través de la conjunción de materiales como el papel moneda reciclado y el oro, y de recursos visuales y textuales asociados a la prosperidad, Montoya perfila en estas ediciones una sentencia severa sobre las promesas incumplidas de un sistema que ha comprometido su propia sostenibilidad al alimentar aspiraciones de suntuosidad inalcanzables y perpetuar prácticas caducas con secuelas terrenales y espirituales indeseables. Más aún, nos enfrenta a la única promesa que, con certeza, se cumplirá para todos eventualmente