Compleja Singularidad
Curaduría Espacio El Dorado
Agosto 24 a Octubre 12 de 2024
El uso de la forma geométrica y el color ocupó un lugar dentro de los movimientos de vanguardia a inicios del siglo XX gracias a la apertura de una actitud plástica que dejó atrás la tradición pictórica figurativa que imperaba hasta entonces. Su desarrollo obedeció a las coyunturas históricas, políticas y sociales que determinaron sus posibilidades. Particularmente, la revolución de octubre a inicios del siglo desencadenó tal uso a través de una importante tendencia artística abstracta que se expandió principal e inicialmente en Europa, para luego situarse en Estados Unidos y posteriormente en Latinoamérica.
En Colombia apareció a mediados del siglo XX. La crítica argentina Marta Traba introdujo nuevos parámetros de lo que debía considerarse como arte para dar a la abstracción un lugar que hasta entonces parecía estar presente en otras esferas, muy ajenas a las características nacionalistas y bucólicas que el arte colombiano manifestaba. Si bien se le adjudicó un protagonismo clave para el desarrollo del arte moderno nacional y su universalización, se ubicó de manera alterna como una tendencia política continental que buscaba eliminar todo rastro de ideas comunistas y representaciones que remitieran a una identidad nacional.
El ideal de la posibilidad pictórica, aunque con ciertas tendencias políticas, no limitó su continua práctica. Permitió que algunos artistas se adentraran en la exploración de las formas, los colores, las líneas e incluso la propia materialidad, lo que traería consigo una pregunta por la bidimensionalidad, la tridimensionalidad, el equilibrio, la composición y la satisfacción.
Desde varios conceptos como la espiritualidad, la arquitectura, la cotidianidad, el paisaje y la configuración pictórica en el plano, esta exposición aborda las diferentes formas en las que el lenguaje abstracto se desarrolló. Establece no una representación sino una interpretación subjetiva a partir de los elementos puntuales que los caracterizan. Es una ruptura con la visualidad colectiva para traer hacia nosotros perspectivas singulares sobre lo que se da por sentado, desafiando el comprender lo que se ve y se entiende como una realidad compartida.
Participan: Ana Mercedes Hoyos, Manolo Vellojín, Hernando del Villar, Rafael Echeverri, Omar Rayo, John Castles y Edgar Silva.
Jonier Marín
En mayo de 1981, basado en algunos de los sonetos del famoso poemario Tierra de Promisión (1921), un joven y todavía desconocido Jonier Marín presentó en la Biblioteca Luis Ángel Arango de Bogotá, un conjunto de veinte pinturas en “plasticollage”, creadas entre 1972 y 1974 en Zúrich. Concebidas como un homenaje a José Eustasio Rivera, quien, según Marín, “con bastante antelación a las preocupaciones ecológicas del mundo actual, describió poética y objetivamente en Tierra de Promisión la naturaleza y el hombre de la selva tropical americana”. Las pinturas quedaron en gran parte olvidadas hasta que Espacio El Dorado las redescubrió hace unos años y las presenta ahora, después de más de 35 años, a propósito de los cien años de la publicación de La Vorágine (1924).
Al presentar diecinueve de las veinte pinturas originales–una se perdió irremediablemente—al mismo tiempo que las posteriores series Amazonia Report (1976), Projeto São Paulo (1976) y Manos y Pies (1977), Prótesis Románticas dirige nuestra mirada hacia cuáles fueron los poemas que Marín elige pintar (20 de un total de 55) y a las micro-decisiones que toma para sugerir que, a través de su creación, Marín desarrollará un estilo que luego perfeccionaría en su obra futura y que le prepararía para afrontar la naturaleza irreductible de la selva colombiana.
Confrontado con la inmensidad e intensidad de los sonetos de Rivera -quien estaba movido por un interés en aprehender y retratar la cuenca del río Magdalena, desplegando textualmente una vocación paisajística genuina- Marín opta, más bien, por centrarse en objetos, animales o entidades discretas para colorearlos o recrearlos intensamente, prefiriendo poner en primer plano una parte de la misma para iluminar el todo. Así, su estilo, a diferencia del estilo expansivo y comprehensivo de Rivera, se centrará en aspectos específicos de la fauna y flora del territorio, resaltando e iluminando detalles del mismo, técnica que luego refinará -como vemos en el Amazonia Report (1976)- unos años después cuando se confronte con la vastedad de la selva amazónica. En otras palabras, y tal como su título lo indica, Prótesis Románticas propone que, al homenajear a Rivera, Marín aprende a abandonar el ejercicio del paisajismo –en tanto siempre supone la aprehensión y ordenamiento de un todo un territorio- y que esto a su vez, paradójica, coincidentemente, logra prepararlo para la imposibilidad e inmensidad de la selva amazónica. Solo abandonando el paisaje, Marín fue capaz de capturar y transmitirnos -al igual que Rivera en La Vorágine- la sublime imposibilidad del territorio amazónico.
Texto Protesís románticas de José Luis Falconi