Kup (Hilar)/La espalda de Algo
Julieth Morales y María Leguízamo
Inauguración: Sábado 04 de agosto 2018
Cierre: Sábado 29 de septiembre 2018


Las muestras de María Leguízamo y Julieth Morales se entrelazan bajo el concepto de «resistencias», ya sean políticas o ante cánones establecidos por la sociedad u otros organismos de control. Por un lado, María se resiste a la institución que dice qué se puede decir o qué es correcto o apropiado y propone, ante la Academia Colombiana de la Lengua, la palabra impoder. El impoder como aquella fuerza de las cosas débiles o inofensivas pero que tienen el poder de transformar cosas desde adentro. Este concepto que elabora le permite hacer una crítica al lenguaje que, muchas veces, es utilizado como arma o defensa política. Por otro lado, Julieth Morales nota las resistencias que aparecen en los choques presentes cuando el pueblo misak colisiona con el mundo occidental. Julieth evidencia y repara en el papel de las mujeres dentro de su cultura, los medios de registro occidentales y las expectativas que se suelen tener ante el trabajo que ella realiza. En su obra confluyen la tradición y lo foráneo, la memoria y el nuevo conocimiento y lo íntimo y personal con lo comunal.
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Vistas de sala







Kup (Hilar)
Julieth Morales
Julieth Morales es una artista de origen Misak, para quien el arte y el ser una artista son una forma de resistencia. Es así como sus exploraciones parten de una relación de tensión con su identidad indígena. En tanto, desde su niñez, su familia y comunidad, impusieron en ella un modelo de ser mujer condicionado por la tradición Misak.
En consecuencia, los encuentros y desencuentros con su cultura, y las indagaciones sobre las representaciones del cuerpo entre las comunidades indígenas; la llevan a encontrar en el performance un lenguaje que anuda estos pensamientos, lecturas, sueños y sentimientos. Es así como durante sus performances participativos, emplea su propio cuerpo y el de las mujeres de su comunidad, como familiares, vecinas y amigas; creando un tejido comunitario en el que impera la poética de la fuerza de lo femenino. Estos actos performáticos, que dejan su registro en video, audio y fotografía, así como algunos de los vestigios recopilados durante los mismos; son dispuestos a manera de instalaciones que desdibujan las fronteras de lo público y lo privado. A su vez, potencializan y reconfiguran los espacios de reunión “femeninos”; así como las tradiciones anudadas a los mismos, como son en este caso: el hilado y el baile.
De esta manera, Morales, trae su obra a un espacio expositivo con el objetivo de reconfigurar los relatos académicos occidentales, principalmente antropólogicos sobre los Misak; en tanto se basan en una perspectiva patriarcal y homogeneizante que ha relegado la presencia de las mujeres, sus luchas, cosmogonías y formas de sobrevivencia.
En ese sentido, las obras que configuran la presente muestra dan cuenta de la manera en que Morales repara el vínculo con su territorio; apropiándose y reactivando la dimensión femenina de la cosmogonía Misak, para reivindicar la presencia de las mujeres en los escenarios comunitarios. Es entonces que la obra de Morales es una apuesta por “NA MUY PIRØ WAN WØTØTRANTRAP SRØTØPA” (RECUPERAR LA TIERRA PARA RECUPERARLO TODO).
Texto de Jenny Díaz & Guillermo Marín.





La espalda de Algo
María Leguízamo
En el año 2012 María propone a la Real Academia de la lengua una palabra que aún no se encuentra en el diccionario. A falta de un término para nombrar lo que toma fuerza en su propia vulnerabilidad, lo usualmente menospreciado, María propone el concepto de “impoder”. Como la espina que hace doblegar a un león clavándose en su pata, el impoder es la capacidad que tiene algo de resistirse al opresor, a una fuerza mayor, por su naturaleza frágil y su capacidad de pasar desapercibido.
El impoder se presenta en situaciones de tensión y dominio entre las cosas, desde grandes eventos históricos hasta accidentes de apariencia anodina. Pensemos por ejemplo en alguien a quien la lengua se le ha quedado pegada a una supercie congelada: la imagen de un ser doblegado por su boca tiene mucho de fascinante, el cuerpo entero queda completamente atrapado por una pequeña fracción de tripa que al salir de las entrañas se funde con el exterior, y en el choque de temperaturas del calor interno con el frío ambiental se traban. La sangre sigue calentando la piel y el viento mantiene al hielo enfriándose, por lo que los dos objetos de temperaturas opuestas quedan plena y paradójicamente fundidos, como si un leño aún brasas se mantuviera cristalizado en la nieve.
En la obra de María son frecuentes este tipo de uniones entre extremos de un mismo espectro: Lo cálido engendrando lo frío, lo quebradizo sosteniendo lo contundente, la fuerza de un insecto contra la potencia de una máquina. En muchas de sus piezas ese puente de unión es el pelo humano, la parte fósil del cuerpo que usa como hilo de coser, como soga o como línea de grato. En trabajos más recientes el interés se ha trasladado a la lengua como apéndice conector, como músculo que intercede por lo que está dentro de la piel hacia el exterior del cuerpo. Sus dibujos excavados en papel que recuerdan la rugosidad de un órgano lingual parecen buscar al interior de la hoja una nueva manera de comprenderla táctilmente.
La lengua es el órgano del habla, pero en unión con otra superficie, como en el caso del hielo, su movimiento se entorpece y apenas logra balbucear. Gemidos, quejidos y vacilaciones que salen de la boca de homínidos, extranjeros, bebés y borrachos recuerdan a tiempos ancestrales cuando los idiomas aún se conformaban. Los conceptos quedaban a medio camino antes de ser creadas las palabras, y estas exhalaciones, ordenándose poco a poco y a fuerza de uso, terminaron convirtiéndose en normas, leyes, sustantivos y deficiones.
La naturaleza evocativa de lo impreciso recubre toda la exposición: el balbuceo que a duras penas logramos descifrar, la mancha, la ruina, la leña reducida a carbón que ahora es apenas una semblanza de sí misma. María busca plantear con su trabajo escultórico una postura y una voluntad de resistencia, pues si algo podemos valorar en lo indeterminado es su capacidad para rehuir del gobierno. Aquello que es difícil de nombrar y precisar, no se puede gobernar.
Texto de William Contreras Alfonso.







