Showroom

Juan Betancurth

Estas son una serie de conversaciones con los objetos que me han acompañado en los últimos meses -algunos por varios años- y que han hecho parte del repertorio de visiones y encuentros con sus formas y sus iluminaciones, en mi interés por lo que salta en la penumbra. Ha sido en esas variaciones de lo oscuro en dónde esas formas o los trozos de algunas de ellas me han hablado de las posibilidades de lo ininteligible, de lo que carece de las pretensiones del sentido. En este lugar, hay evidencias de esta complicidad y del goce de lo íntimo, de generar a partir de materialidades simples, complejas relaciones que navegan entre lo absurdo, lo funcional, lo vago y lo perverso.

Hablarles de la oscuridad puede parecer pretencioso, pero asumir el riesgo a esa crítica le da valor a su apropiación; las tonalidades de esa realidad que les comparto no son más que las que ocurren en mis procesos y en los cruces que mi práctica abierta e intuitva me permite testificar y ser partícipe. Las cosas hablan, una premisa del hacer contemporáneo que obligadamente declaro como gesto de reconocimiento al objeto, a su entorno y a su agencia. Su lenguaje, compuesto de estructuras, formas, matices y materias, es atravesado por voces y cuerpos que he ido encontrado en el proceso, un ornamentador brillante y sexy, el talabartero de mi barrio, la experticia de los vendedores del 7777777 o las Monas en el Barrio Restrepo, y que generosamente me han guiado en el hacer y en el poder consolidar estas arquitecturas artesanales que denomino objetos escultóricos.