Los libros de arquitectura suelen ser grandes. Muy grandes. Es común que se usen para decorar mesas, especialmente en salas con algún exceso de cojines. Si se piensa con cuidado, la ubicuidad de estos libros, bautizados en inglés como coffe table books, es posible gracias a un equilibrio paradójico. De un lado está su consistencia física, que debe ser tan masiva y causar tantas incomodidades como sea posible. Esto sirve para disuadir a las visitas de abrirlo. Su inconveniencia suele estar enfatizada por algún tótem doméstico que se le pone encima; un candelabro, una coca con piñas, platos con maní, etc. Del otro lado se encuentra su contenido. De manera inversamente proporcional a sus dimensiones este debe ser tan liviano y acolchonado como la sala que decoran. Ofender o incomodar no son opciones. Tampoco informar demasiado, porque poner a pensar a la visita es de mala educación. De allí que las portadas siempre anuncien con total claridad temas refinados pero genéricos, evitando la poesía o la controversia. El formato de esta entrega de Remanente se ha pensado como una protesta contra el coffe table book y a la complicidad de los arquitectos con este formato. En esta oportunidad, proponemos la falta de imaginación y la imitación literal como un método posible. En cambio de tratar de inventar un formato rebuscado se recurrió a la lámina para definir todos los elementos del diseño, y a las contingencias de la experiencia cuando la información de la lámina no es suficiente. Primero se copió el plato amarillo, tratando de hacerlo tan parecido como fuera posible. Luego se procedió a hacer la revista con forma y tamaño de jabón, pues, aunque no lo veamos en la imagen estamos casi seguros que dentro del plato debería haber un jabón.