Cero en conducta

Lina Henao

En 1886 se redactó en Colombia la constitución que dio inicio a 105 años de organización política, militar y religiosa, interviniendo con ello en todas las áreas culturales y sociales del país. La educación no estuvo exenta de esta agenda, mediante la religión católica y el patriotismo, se convirtió en uno de los espacios en donde construir el arquetipo de “buen ciudadano”. Las aulas se llenaron de sus discursos, dictaminando valores e imágenes, construyendo y replicando sujetos útiles a dichos sistemas.


En 1930 Jean Vigo cineasta anarquista, retrata en “Cero en conducta” la revuelta ficticia y utópica de un grupo de niños que, sublevados, levantan barricadas, izan trapos, revientan almohadas, entonan cantos, golpean a los adultos. Cuarenta y dos años después, geográfica y temporalmente alejado, otro cuerpo es retratado fotográficamente en la escuela: el cuerpo de mi madre; no obstante, aunque este no está en movimiento, ni rebelión, comparte un sentido con aquella imagen del cuerpo disciplinado, develando
símbolos que siguen hoy vigentes en la educación.


Este proyecto expositivo comparte el nombre y sentido de «Cero en conducta», puesto que busca resignificar los valores y símbolos de la escuela que se han mantenido estáticos, sólidos, perennes en el tiempo, explorandolos como una materia plástica, susceptible de transformación, mutación y fractura. Erigiendo la creación de ficciones o utopías como posibles guías para la construcción de otros caminos.


El blanco, color y materia de la pulcritud y el disciplinamiento, una camisa apretando el cuello reflejo de la uniformidad y el control, la flor de granado símbolo heráldico de la religión católica, el fusil símbolo de la institución militar y a la vez imagen del juego infantil, la bandera identidad de un estado nación, todos símbolos que se manipulan y se disponen en el espacio para el juego y la profanación.